Bilingual attorneys offering guidance through a range of legal challenges affecting both citizens and immigrants

¿Declararse en bancarrota es un privilegio sólo para los ciudadanos?

Uno de los derechos fundamentales que vienen de la Constitución de los Estados Unidos es el derecho de declararse en bancarrota. Esto significa que alguien que se siente endeudado hasta el cuello puede tener la oportunidad de empezar de vuelta y obtener alivio. Pero muchos inmigrantes a los Estados Unidos no saben cómo utilizar esta herramienta potente, o incluso si pueden hacerlo legalmente sin la ciudadanía estadounidense.

Lo que hace la bancarrota

Hay varios tipos de bancarrota disponibles. Para la mayoría de los deudores que no tienen empresas grandes, el tipo más común es la bancarrota de Capítulo 7. Una declaración de bancarrota empieza un proceso en que una corte decide si hay bienes que se pueden vender y deudas que se pueden descartar para darle a usted el alivio financiero necesitado.

Solicitar los beneficios de la bancarrota puede comprarle tiempo también, porque sus acreedores no pueden tomar acción legal contra de usted para recuperar sus deudas durante el proceso de bancarrota, que típicamente dura 90 días.

Los requisitos para la bancarrota

El Código de Bancarrota federal de los Estados Unidos establece los requisitos para que alguien califique para declararse en bancarrota. Este Código no menciona ningún requisito de ciudadanía, o estatus migratorio, como requisito. Esencialmente, el único requisito para poder solicitar los beneficios de la bancarrota es que alguien sea residente, tenga una empresa, o tenga propiedad en los Estados Unidos.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que uno que vive y trabaja principalmente fuera de los Estados Unidos puede no ser elegible para la bancarrota. Si usted tiene duda sobre su elegibilidad, es una buena idea consultar a un abogado antes de empezar el proceso, para no desperdiciar tiempo.

Navegar el proceso de la bancarrota no es fácil – especialmente si alguien intenta hacerlo sin la asistencia de un abogado. Pero si logra recibir un alivio financiero que lo permite respirar tranquilo por la primera vez en años, merece el esfuerzo.

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